Reseña publicada en Culturas, suplemento de La Voz de Galicia.
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Viriato fue el principal caudillo de los lusitanos cuando hicieron frente a las legiones romanas. Las tribus lusitanas habitaban en el área comprendida entre los ríos Duero y Guadiana, de norte a sur, y de este a oeste desde, aproximadamente, las actuales provincias de Ávila, Madrid, Toledo y Ciudad Real hasta el océano Atlántico; no obstante las regiones donde más población tenían eran las del actual centro de Portugal y la actual Extremadura, y en menor medida, en el sur portugués y en las actuales provincias de Salamanca y Zamora. Los hechos que narra Joâo Aguiar --basados en los escasos datos y referencias que existen del personaje-- transcurren entre el año 150 y el 75 antes de Cristo. La bibliografía disponible sobre Viriato es tan escasa que ni siquiera se puede determinar cuándo ni dónde nació. Los tres lugares que más veces mencionan los historiadores, aunque todos a título indicativo, son Torrefrades (Zamora), Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), y la Serra da Estrela, en Portugal. La única referencia a su tribu nativa la hizo Diodoro Sículo, que la sitúa en una zona de costa portuguesa.
La historia de Rusia durante el siglo XX ha sido objeto de enriquecedoras revisiones tras la caída del estalinismo. No sólo porque se abrieron archivos oficiales que permitieron conocer acontecimientos sociales y políticos, avatares institucionales y datos de capital importancia económica, sino también porque numerosos testigos directos de hechos, decisiones y conversaciones de alto interés perdieron el miedo --amén de las cadenas-- y aportaron referencias y detalles sustanciales.
“Ojos que no ven es una historia de conflictos personales y universales enlazados, coherente con las propuestas literarias dominadas por la exigencia, el rigor y la intensidad de las tensiones... Como es frecuente en González Sainz, pasado y presente están estrechamente vinculados, para tender uno de los muchos puentes presentes en la novela, aquí el que une la Guerra Civil con el terrorismo de ETA”, ha opinado J. A. Masoliver Ródenas, en La Vanguardia.