29 mar 2008

"Jesús según los apócrifos", una aproximación histórica a la verdad

¿Sabía usted que Judás escribió una breve biografía de Jesús de Nazaret?, ¿sabía usted que hay escritos de María Magdalena, a la que acreditados historiadores consideran la esposa o compañera de Jesús?, ¿sabía usted que han sido halladas las llamadas actas de Poncio Pilato y unos textos conocidos como Los hechos de Pedro, más un Apocalipsis de Pablo…?
La pregunta final es simple: ¿Por qué la Iglesia Católica ha condenado y ocultado siempre que ha podido esos y otros libros y documentos? Aparte de los que ha destruido, que no son pocos.
La mayoría de los textos referidos a Jesús el Nazareno o que lo mencionan tangencialmente fueron escritos --o traducidos de los originales, muchos de estos luego desaparecidos casi siempre por decisión del Vaticano-- entre la segunda mitad del siglo I y el IV, y sus contenidos desmienten gran parte de las afirmaciones que cual verdades irrefutables presenta la Iglesia Católica; sin olvidar que sucesivos obispos de Roma (papas) y concilios han modificado la ¿verdad? y las interpretaciones de la ¿verdad? en función de motivos que casi nunca han sido claramente expuestos.
Jesús según los apócrifos es un libro elaborado con criterios históricos, pero con respeto, sin denostar por norma las tesis y enseñanzas morales o éticas --¡todas heredadas de culturas y religiones precedentes!-- de los cristianos.
En este trabajo de Beatriz Ontaneda y Rose Marie Paz Wells queda constancia, entre otras cosas, de que José ya era viudo cuando se emparejó con María y de que era un hombre de la clase alta judeo-palestina.
¿Sabía usted que José dudaba de que él fuera el padre biológico de Jesús, como casi todos los padres de la época?, ¿sabía usted que el hijo de José y María residió durante cierto tiempo en el palacio de Herodes el Grande?, ¿sabía usted que hay dudas razonables de que el judío que se reveló contra la curia del templo y murió crucificado en el monte Calvario fuera el identificado como el hijo del adinerado José?
Jesús según los apócrifos es un libro que conviene leer, pero no porque cuestione valores éticos o morales de la cultura judeo-cristiana --cosa que las autoras no hacen ni pretenden--, sino porque arroja luz sobre aspectos que son fundamentales para conocer un poco mejor al personaje llamado Jesús el Nazareno y, en paralelo, porque ayuda a entender la esencia de la Iglesia Católica como refundadora del cristianismo, así como las reinterpretaciones que la curia ha hecho del cristianismo original.
Edita NOWTILUS

3 comentarios:

  1. Es una barbaridad histórica poner en el mismo plano los evangelios apostólicos y los apócrifos, pretendiendo crear misterio donde no lo hay con una afirmación tan irresponsable como "La mayoría de los textos referidos a Jesús o que lo mencionan fueron escritos --o traducidos de los originales, muchos de estos luego desaparecidos-- entre la segunda mitad del siglo I y el IV".
    La razón es sencilla y las autores deben conocerlo, aunque resulte comercialmente muy efectivo no aclararlo: Ninguno de los evangelios apócrifos fue escrito en el siglo I, lo que los descarta de plano como una fuente histórica de primera mano.
    De modo que aunque un "evangelio" se llame de "María Magdalena" o de "Judas", no sólo es improbable, sino imposible que ellos los hayan escrito, con lo que su valor como testimonio es secundario frente a los evangelios apostólicos, dos de los cuales fueron probadamente escritos por apóstoles de Jesús (Mateo y Juan) y dos por discípulos de algún apóstol (Lucas ayudante de Pablo y Marcos ayudante de Pedro).
    Toda la crítica moderna ha tenido que aceptar la veracidad histórica de estos escritos como testimonios de primera mano escritos entre el 54 y el 90 después de Cristo, es decir, en el siglo I. Asimismo, toda la crítica moderna acepta --y las autoras de este libro sensacionalista lo deberían saber-- que ningún evangelio apócrifo puede competir con los evangelios apostólicos en esa veracidad histórica.
    Además, dicen una media verdad --una completa mentira-- cuando afirman que ningún autor de los evangelios apostólicos afirma haber visto al Jesús resucitado. Obviamente, ni Lucas ni Marcos fueron testigos oculares, sino que en el caso de Lucas transmite la información que obtuvo de su investigación (y Pablo, de quien es ayudante, fue testigo ocular del Cristo resucitado, quien conocía además al menos a 500 personas que vieron a Jesús vivo después de la cruz), y en el caso de Marcos, trasmite lo que Pedro, uno de los testigos de la resurrección, le ha enseñado.
    Pero en el caso de Juan, es risible el argumento de las autoras, que pretenden desconocer que el apóstol más cercano a Jesús evitó en todo momento mencionarse a sí mismo en el relato, hablando de "ese discípulo" en tercera persona. Pero en el capítulo 21 de ese evangelio, él se identifica a sí mismo con uno de los testigos de la resurrección:
    "20 Al volverse, Pedro vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?»21 Al verlo, Pedro preguntó:
    —Señor, ¿y éste, qué?
    22 —Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más.
    23 Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: «Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?»
    24 Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió. Y estamos convencidos de que su testimonio es verídico.
    Es lamentable que los apetitos comerciales empujen a ciertos escritores a realizar aventuras editoriales tan poco serias con temas que, para su desgracia, han sido abundantemente estudiados. No hablamos de El Vaticano, solamente, sino de la crítica textual e histórica católica, protestante e incluso no creyente. Aquí no trato d defender dogmas más o menos arbitrarios de ninguna tienda religiosa. Solamente me subleva la mentira revestida de supuesta "historicidad", aprovechando el morbo que existe sobre estos temas, y lejos de arrojar ninguna luz fomenta la desinformación sin ningún escrúpulo. "Dudas razonables": Existen dudas razonables de todo, pero las dudas razonables no constituyen ningún aporte histórico frente a documentos que una y otra vez han demostrado su veracidad y autenticidad. Lo que, además, nadie ha pretendido a favor de los apócrifos.
    Si la Iglesia Católica ha condenado o no a los apócrifos, es un asunto secundario: siempre existieron, siempre se conoció su contenido, pero para conocimiento de las autoras, el Nuevo Testamento tal como lo conocemos existe antes que la Iglesia Católico Romana y que cualquier otra denominación cristiana, y su autoridad y veracidad fue reconocida desde el primer siglo, antes que existiesen los apócrifos. No les vendría mal revisar sus fuentes, leer a Clemente de Roma, por ejemplo, a Ignacio, la Didaché, y demás escritos pos apostólicos que comprueban lo que les digo.
    Estudiar un poco de crítica textual, de historia del Nuevo Testamento, porque la verdad es vergonzosa tanto desconocimiento.

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    1. Manuel Roberto, te cuento que los evangelios canónicos lo son porque se les ocurrió a unos tipos muchos años después de cristo en forma arbitraria. bien podrían ser otros los elegidos. se canonizaron los libros de la rama del cristianismo que ganó la pelea primitiva por el poder. no gano la verdad ni la inspiración divina, sólo ganó un sector del cristianismo que se dedicó luego a masacrar a los que pensaban distinto. hablar de canonicos y apocrifos es en realidad una ridicules: ambos grupos son pura ficción.

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  2. Querido anónimo, tu "información" carece del más mínimo rigor histórico y es uno de esas ideas populares que circulan sin ninguna fuente que las sustente. Si estudiases un poco la historia de la formación del canon del Nuevo Testamento sabrías, por ejemplo, que para en el siglo II los evangelios canónicos no solo ya existían y circulaban ampliamente(desde hacía entre cuarenta y diez años antes, o sea entre el 50 y el 90 dC), sino que obras como la Didache, la de Ireneo o el Fragmento Muratoriano (hacia 170) confirman que eran considerados "inspirados" a diferencia de otros escritos que también se conocían pero a los que las comunidades cristianas no dieron el mismo valor. Eso de "ciertos tipos muchos años después... de forma arbitraria" es una imprecisión histórica. Es cierto que posteriormente la iglesia prevaleciente se convirtió en todo eso que reseñas, pero mucho antes que aquello sucediese, el cristianismo de las catacumbas, el clandestino, el cristianismo perseguido, supo identificar los textos sagrados de los que no lo son. ¿Pelea primitiva por el poder? Eso no existió sino a partir del siglo III cuando Constantino otorgó estatus oficial al cristianismo. La verdadera ficción es la que estás exponiendo y que debes haber acopiado en películas y libros como el Código da Vinci.

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