18 oct 2009

"Porque los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor"

"El hombre tiene dos emociones: hambre y apetito sexual; así que, si no está teniendo una erección, hágale un bocadillo (...) Las mujeres se fijan en los recursos de los hombres tres veces más que ellos en los de ellas". Estas son dos de las numerosas frases con las que Allan y Barbara Pease o Barbara y Allan Pease (el orden de los factores no altera el producto, pero al tratarse precisamente de este libro conviene ser políticamente correcto) adornan un texto que no ofrece una interpretación objetiva de todo (la verdad absoluta no existe), pero que sí ofrece material para la reflexión y, de paso, para abordar con alto grado de sentido común y sin agresividad las relaciones él-ella o ella-él…
No es un libro científico al uso, pero tampoco es una colección de ocurrencias desgranadas al tutún. El contenido, cuya redacción es amena e incluso divertida, tiene base científica y es racional.
La pareja de autores ha realizado una vasta investigación, ha consultado cientos de estadísticas, ambos conocen a fondo la fisiología de ambos sexos, etcétera y etcétera y, por tanto, logran analizar y exponer con alto grado de objetividad las relaciones entre unos y otras, o entre unas y otros…
Allan y Barbara Pease o Barbara y Allan Pease han vendido más de veinte millones de ejemplares de sus libros, que han sido traducidos a medio centenar de idiomas, datos que, aparte de probar el éxito editorial y personal que han logrado, certifican sin sombra de duda lo que todo humano/a sabe: las relaciones entre ambos sexos interesan y mucho.
¿Y a usted, le interesa? Pues ahí van otros cuatro párrafos del libro para abrir boca:
"La cultura ha cambiado en estos últimos 50 años, pero la psicología evolutiva necesita miles para modificarse. Así que las mujeres aún atraen a los hombres con la promesa, más o menos vaga, de sexo y ellos, con la promesa, más o menos vaga, de recursos";
"La biología no persigue nuestra felicidad sino mejorar la especie. Ellas tienen pocos óvulos y años de fertilidad, así que aseguran su apuesta: toda sus emociones se dirigen a la búsqueda del varón que invierta recursos en ellas y discriminan a la mayoría de solicitantes que sólo quieren disfrutar un ratito";
"Bajo el maquillaje cultural, la realidad evolutiva persiste: los hombres seguimos teniendo veinte veces más testosterona que ellas y un impulso sexual proporcional. Por eso, las mujeres buscan que un hombre les solucione todos sus pequeños problemas, y los hombres, que todas las mujeres nos solucionen nuestro pequeño problema";
"Incluso en una orgía, las señoras son más atraídas por quienes, además de buen cuerpo, muestran recursos y compromiso. También por eso los hombres ricos (test de Pollet-Nettle, Newcastle 2008) proporcionan más orgasmos a sus parejas. De ahí que la motivación de un varón siempre sea acumular recursos";
Y para redondear, uno de los párrafos más logrados del libro: "Si ella le descubre una infidelidad, lo primero que le pregunta es: ¿La quieres?, o sea: ¿Le darás tus recursos? Y el idiota contesta, aliviado: No, cariño, sólo ha sido sexo (...) Ella no le cree: ninguna mujer puede concebir el sexo sin una mínima implicación emocional. Así que ella lo abandona y el idiota aún se pregunta por qué".
Edita AMAT

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