24 jul 2008

"La guerra de los tres billones de dólares"

Stiglitz, coautor de este libro, en el momento de recibir el Nobel de manos del rey de Suecia, en 2001
A fecha de hoy, hace 64 meses que se inició la invasión de Irak que capitanearon el presidente de EE UU y el premier británico, George W. Bush y Tony Blair, respectivamente, y que avalaron los jefes de gobierno de España y Portugal, José María Aznar y Durâo Barroso, respectivamente; pues ellos formaron el cuarteto que compareció en la cumbre de las Azores para anunciar al mundo el inicio de la guerra en Mesopotamia.
¿Qué consecuencias ha tenido ese conflicto?, ¿sirvió realmente para algo?, ¿estaba justificado?
Desde Norteamérica, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz ha afirmado que en este libro, The three trillion dollar war [ver nota], queda demostrado que esa iniciativa bélica fue un "inmenso error", tanto político como económico: "La profesora Linda Bilmes [de la Universidad de Harvard] y yo calculamos que el coste de la guerra para EE UU asciende, según estimaciones conservadoras, a tres billones de dólares, más otro tanto a cargo del resto del mundo; una cantidad muy superior a los cálculos que hizo el Gobierno estadounidense antes de iniciar el conflicto.
"El equipo de Bush --ha añadido Stiglitz-- no sólo engañó al mundo sobre los posibles costes de la guerra, sino que además ha tratado de seguir ocultándolos a medida que la guerra se desarrollaba"; cosa que no debería extrañar a nadie "porque el Gobierno de Bush también mintió sobre todo lo demás, desde las armas de destrucción masiva de Sadam Husein hasta sus supuestos vínculos con Al Qaeda. La verdad es que Irak no fue un semillero de terroristas hasta después de la invasión".
Consecuencias perversas para el sistema democrático
A esos males económicos y geopolíticos reseñados por el coautor del libro se suman problemas de orden interno que han cercenado las libertades civiles en EE UU, como es el caso de las trabas a la información que ha impuesto la Casa Blanca. Sin olvidar que, tal como ha reseñado Stiglitz, "ya hay 52.000 veteranos a los que se les ha diagnosticado síndrome de estrés postraumático. Se calcula que el Estado tendrá que pagar pensión de discapacidad al 40% de los 1.650.000 soldados desplegados. Y, por supuesto, la sangría persistirá mientras dure la guerra, con unas facturas de sanidad y discapacidad que ascenderán a más de 600.000 millones de dólares, en cifras de hoy en día [valor de enero de este año]. La ideología y la codicia también han contribuido a aumentar los costes de la guerra", ha subrayado Stiglitz.
"Estados Unidos ha recurrido a contratistas privados --sigue el Premio Nobel--, que no han sido baratos. Un guardia de Blackwater Security acostumbra a costar más de mil dólares diarios, sin incluir los seguros de vida y discapacidad, y el que paga es el Gobierno. Cuando los índices de paro en Irak llegaron hasta el 60%, habría tenido sentido contratar a iraquíes; pero los contratistas prefirieron importar mano de obra barata de Nepal, Filipinas y de otros países."
En definitiva, la ocupación de Irak sólo tiene tres vencedores indiscutibles: las compañías petrolíferas, las dedicadas a reconstruir infraestructuras, y las de seguridad, como es el caso de Blackwater Security.
¿Hay más beneficiarios directos? ¡Sí!: El valor bursátil de las acciones de Halliburton, la compañía petrolífera de la que es socio el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, se han disparado.
La guerra de los tres billlones de dólares es fundamental para atisbar los significados de la invasión de Irak. Conflicto que, para colmo, constituye uno de los motivos por los que el precio del crudo ha aumentado de forma incontrolada.
Leer el texto de Bilmes y Stiglitz ayuda a vislumbrar el precio humano, material e histórico que la guerra de Irak --a la que se suma la ocupación de Afganistán-- supone y supondrá para la economía y la sociedad de Occidente.
Edita TAURUS
NOTA: Se cita el titular original del libro, en el que se alude a tres trillones (three trillion) porque en inglés un billón (a billion) equivale a 100.000 millones; en tanto que el billón del resto de las lenguas germánicas y de todas las latinas equivale a un millón de millones (a trillion, en inglés). De modo que la traducción correcta al castellano, tal como consta, es tres billones.

1 comentario:

  1. Como siempre, el listo vive del tonto y el tonto de su trabajo. La guerra, se sabe desde siempre, ha sido, es y será, mientras los mandatarios poderosos del mundo lo permitan, el gran negocio que favorece las grandes fortunas.

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