El autor, Christopher Tyerman, que es profesor de Historia Medieval en la Universidad de Oxford, ofrece una visión de las Cruzadas distinta de la clásica o más habitual.
De entrada, Tyerman incluye en el fenómeno de las Cruzadas todos los episodios guerreros de defensa o de conquista que impulsaron sucesivos obispos de Roma y la mayoría de los monarcas del occidente europeo; es decir, las Cruzadas, tal como las entiende el autor, abarcan mucho más que las expediciones a Tierra Santa, sino que también incluyen los enfrentamientos habidos entre cristianos y musulmanes en los Balcanes y en la Península Ibérica.
Para Tyerman, la llamada Reconquista iniciada en Asturias formaría parte de un vasto fenómeno que el identifica de forma genérica como las Cruzadas.
No obstante, paradójicamente, el autor apenas concede importancia a una circunstancia esencial: en el origen de esos sucesivos choques entre la Europa más o menos cristianizada y los poderes islámicos de Próximo Oriente y África del Norte --que se prolongaron hasta el siglo XIX-- está la yihad. Es decir, el desencadente fundamental fue la obligación que legó Mahoma de extender el islam, utilizando para ello todos los medios, incluida la violencia.
Fueron los islamistas quienes irrumpieron en Europa --la Reconquista, las Cruzadas y otros episodios similares fueron en gran medida respuestas--, siendo las penetraciones islámicas más intensas, duraderas e influyentes la derivada de la invasión de Iberia (año 711) y, muy posterioremente, la prolongada presencia del Imperio Otomano en los Balcanes, cuyos dominios llegaron hasta las puertas de Viena.
Las guerras de Dios incluye los datos y la tesis derivadas de las investigaciones de las últimas décadas, lo que enriquece el trabajo de Tyerman, que otorga al enfrentamiento cristianismo-islam un papel determinante en la formación de la llamada identidad europea.
Edita CRÍTICA
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