La protagonista de esta novela se presenta así: «Me llamo Kristin Haakonardóttir, hija y nieta de reyes, princesa de Noruega, infanta de Castilla. Me llamaban La flor del norte, El regalo dorado, La extranjera y en los últimos meses, La pobre doña Cristina»
Este relato de Espido Freire versa sobre la desgarradora vida de la joven Cristina de Noruega (Bergen, 1234-Sevilla, 1262), hija del rey Haakon IV y Margarita Skulesdatter, que como consecuencia del conjunto de alianzas en las que participaban Castilla y Noruega dentro del Sacro Imperio Romano Germánico fue obligada a contraer matrimonio con Felipe de Castilla (1231-1274), hermano del rey Alfonso X de Castilla, el Sabio.
La boda era conveniente tanto para Alfonso X como para Haakon IV, pues los reinos nórdicos deseaban abrirse cada vez más al resto de Europa y comerciar con ella, para lo que Haakon puso en marcha una intensa actividad diplomática y cultivaba las relaciones culturales con otros países.
Por su parte, Castilla empezaba --aunque tímidamente-- a buscar aliados al norte de los Pirineos para posicionarse en Centroeuropa con fines fundamentalmente comerciales.
La boda era conveniente tanto para Alfonso X como para Haakon IV, pues los reinos nórdicos deseaban abrirse cada vez más al resto de Europa y comerciar con ella, para lo que Haakon puso en marcha una intensa actividad diplomática y cultivaba las relaciones culturales con otros países.
Por su parte, Castilla empezaba --aunque tímidamente-- a buscar aliados al norte de los Pirineos para posicionarse en Centroeuropa con fines fundamentalmente comerciales.
Tras el matrimonio, celebrado en Valladolid en 1258, la pareja se estableció en Sevilla, donde ya residía el infante. El clima de la ciudad andaluza, radicalmente diferente del escandinavo, hizo enfermar a la princesa, que murió cuatro años después de los esponsales.
Edita PLANETA
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"Kristina. La flor de Noruega"
Siete años antes de que se publicara la biografía novelada de Espido Freire, en el 2003, Kristin Haakonardóttir ya protagonizó un excelente y bien documentado trabajo biográfico --también novelado-- cuyo título muy probablemente ha servido de inspiración para el epígrafe que ahora ha utilizado Freire.
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"Kristina. La flor de Noruega"
Siete años antes de que se publicara la biografía novelada de Espido Freire, en el 2003, Kristin Haakonardóttir ya protagonizó un excelente y bien documentado trabajo biográfico --también novelado-- cuyo título muy probablemente ha servido de inspiración para el epígrafe que ahora ha utilizado Freire.
La primera novela en castellano referida a la princesa escandinava es obra de Juan Arroyo Conde y fue editada por la firma Dossoles.
Arroyo Conde también es el autor de Casilda. La princesa mora, La locura de Juana y El viajero de la selva oscura, los tres publicados también por Editorial Dossoles.
Con posterioridad a la publicación del libro de Arroyo Conde, pero antes también de que se editara el relato de Freire, vio la luz Sol entre la bruma, de María Jesús Montiel (ed. Librum Tremens), que también narra las visicitudes vividas por Cristina de Noruega en la España de Alfonso X.
qué poca imaginación tienen los autores de novela histórica cuando se copian un os a otros la idea de esta princesa noruega. Lamentable.
ResponderEliminarvi anoche la intervension de la autora en cuarto milenio y como en su obra es brillante, un saludo y enhorabuena!!
ResponderEliminarNadie tiene la exclusiva de escribir sobre este personaje pues de lo contrario no se tendría que escribir sobre Julio César,por ejemplo, ya que existen infinidad de obras acerca de él. Lo realmente lamentable es el primer comentario que se ha hecho y la envidia del éxito ajeno. Espido Freire ha triunfado donde otros han fracasado.
ResponderEliminarMás sobre Cristina de Noruega:
"Cristina la princesa de Covarrubias". Einer Jenssen. Revista "Historia 16", nº 95 (1.984)
"Una capilla para la princesa vikinga", Ricardo Herren. Revista "La aventura de la Historia", nº 54 (2.003)
Creo que es una novela muy triste y me gustaria pensar que realmente su vida no fue como la relata la escritora. Prefiero imaginar que cristina de Noruega fue feliz y estuvo muy enamorada de su infante.
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