Sofia Villani Scicolone (1934, Roma), Sofía Loren, empezó a ser conocida en los primeros años cincuenta, cuando inició su carrera profesional como actriz de la mano del productor Carlo Ponti, que fue quien la descubrió y que con los años acabó siendo su esposo. Ha actuado en decenas de películas, algunas de ellas aclamadas por los entendidos, y raro es el europeo que ignora quién es la bella Sofía Loren. Sin embargo, su biografía apenas ha trascendido debido en gran medida a que ella siempre puso empeño en evitar lo que hoy se denomina el tomate.
La autora de este libro, Silvana Giacobini, no sólo ofrece detalles sobre episodios mundanos y de índole profesional que en numerosas ocasiones han pasado desparecibidos para los cinéfiles y para el gran público, sino que también aporta datos sobre aspectos de la vida de Loren que eran totalmente desconocidos o que, en todo caso, eran sospechados y pasto de especulaciones.
Sofía fue una niña triste, una adolescente angustiada y, finalmente, es una mujer razonablemente feliz pero que ha vivido momentos desafortunados. Y no pocos. Su infancia --fue criada por sus abuelos-- fue la propia de una hija de familia humilde. Ya adolescente, la relación con su padre, Riccardo, fue escasa y difícil y su madre, Romilda, era una mujer amargada que estaba obsesionada con que su hija viviera el sueño que ella nunca alcanzó: ser actriz, famosa y envidiada.
El ascenso de Sofía Loren estuvo trufado de dificultades. Ni siquiera su relación de amor con Carlo Ponti fue fácil, pues aparte de que que hizo correr ríos de tinta, pocos conocen las ofensas y los sufrimientos que en su día tuvo que soportar.
Edita EDICIONES B
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