Hablar de la prolongada presencia de los musulmanes en la Península Ibérica concita reacciones que en demasiadas ocasiones son excesivamente pasionales, incluso ideológicas y partidarias. La actitud de los islamistas que imponen su religión ha emponzoñado la opinión de los europeos y, sobre todo, la de aquellos cuyos países fueron tierras del islam: las penínsulas ibérica y balcánica.
Quizá por este motivo sea oportuno leer A la sombra del granado, de Tariq Alí, pues se trata de la crónica novelada --incluyendo datos históricos de alto interés-- del desgarramiento personal y colectivo que vivieron los musulmanes que permanecieron en la Península Ibérica tras la culminación de la conquista por parte de las monarquías de Aragón y Castilla del último reino islámico, el de Granada, en 1492. Diez años después, con la promulgación de la orden que obligaba a todos a convertirse al catolicismo llegó la diáspora, el ocultamiento o la toma voluntaria de una decisión cultural e íntimamente desgarradora: bautizarse.
La novela de Tariq Alí relata los avatares de una familia morisca del reino de Granada, mediante la que el autor pinta un fresco de los días decisivos en los que, con un telón de fondo presidido por la siniestra figura del cardenal Cisneros, las hogueras inquisitoriales, los espías, las intrigas y las escaramuzas, llegó el fin de una civilización espléndida que aportó innegables valores y avances de todo orden.
Edita ALIANZA
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