El británico Antony Beevor (autor entre otros trabajos de Stalingrado, La batalla de Creta, La guerra civil española y Berlín: la caída, 1945) es uno de los historiadores que más y mejor ha investigado las guerras del siglo XX. Sus libros han sido traducidos a treinta idiomas y en numerosas facultades de medio mundo son recomendados o de obligada lectura.
Para redactar El día D, Beevor ha consultado documentos en una treintena de archivos de varios países europeos, dándose la circunstancia de que ha sido el primer historiador en acceder a determinados fondos franceses y alemanes.
A pesar de la multitud de textos publicados sobre el desembarco de Normandía, todavía hay aspectos poco estudiados; por ejemplo, los efectos que tuvo en la población civil la batalla librada en la costa normanda y el avance de las tropas aliadas a través de la campiña del cuadrante noroeste de Francia, donde --si se compara con otros territorios y al margen de enfrentamientos puntuales-- la población civil, las infraestructuras, las empresas y las viviendas habían salido bastante bien paradas de la invasión y de la ocupación nazis. El desembarco no sólo desencadenó una larga batalla, sino que además desató una oleada de medidas represoras por parte de los nazis que casi nadie esperaba en aquellos territorios.
El heroísmo es anecdótico e irrelevante
Pero las aportaciones que hace Beevor para conocer mejor el escenario civil de la guerra no es el único atractivo de su obra, también destaca la detallada exposición que hace de los preparativos de la invasión, la reacción militar y humana de los mandos alemanes, la vida de los soldados de ambos bandos, los salvajes enfrentamientos --en decenas de ocasiones cuerpo a cuerpo-- registrados en las playas, así como el inicialmente lento y penoso avance de los aliados con batallas tan fieras como las que se libraban en el frente ruso; especial atención meece el calvario de los civiles franceses, dándose casos de poblaciones que fueron bombardeadas varias veces y por ambos bandos; otras revelaciones d einterés son las referidas a las miserables disensiones entre los jefes militares, las penalidades de los heridos y de los civiles que perdieron todo, hasta la ropa, así como la larga lista de muertes --miles de ellas innecesarias y gratuitas-- que provoca una guerra en la que ambos bandos prescinden demasiadas veces de todo criterio humano.
El día D, al igual que la mayoría de los textos del historiador británico, también se caracteriza por la capacidad y calidad narrativas de Beevor, de modo que el lector devora el texto con facilidad inusual en un libro que contiene profusa documentación y referencias.
Este mes se cumple el 70º aniversario del inicio de la segunda guerra mundial, que se desató en septiembre de 1939 con la invasión de Polonia por parte de la Wermacht, el Día D narra una de las dos ofensivas bélicas --la otra fue la rusa-- que constituyeron el principio del fin del poderío militar hitleriano.
Edita CRÍTICA
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