La novela Sin tetas no hay paraíso de Gustavo Bolívar Moreno, que sirvió de base para el guión de la exitosa serie de TV, es un relato coral cuyos protagonistas sufren --algunos de forma consciente y voluntaria-- los daños éticos, culturales y también físicos que causan el consumo incontrolado de drogas y la acción de los narcotraficantes, incluidos los inocentes camellos de poca monta.
Desde hace ya tres generaciones --más de medio siglo-- decenas de miles de adolescentes, jóvenes y adultos de todo el mundo, pero con especial impacto social en los países en desarrollo, han sido tentados y porcentajes de hasta el 20 por ciento de las poblaciones jóvenes de algunos países se han sumergido en el submundo de la drogopendencia y de la delincuencia que prospera en torno a ese fenómeno.
Desde hace ya tres generaciones --más de medio siglo-- decenas de miles de adolescentes, jóvenes y adultos de todo el mundo, pero con especial impacto social en los países en desarrollo, han sido tentados y porcentajes de hasta el 20 por ciento de las poblaciones jóvenes de algunos países se han sumergido en el submundo de la drogopendencia y de la delincuencia que prospera en torno a ese fenómeno.
La protagonista de este relato, Catalina, con solo 14 años llega a la conclusión de que su felicidad personal solo será posible si, entre otras cosas, posee unos pechos turgentes y de notable volumen. Dicho de otro modo, Catalina está convencida de que las muchachas escasas de ese atributo, como ella, deben resignarse a vivir en la pobreza y a ser una más de las chicas que no valen la pena y a las que los machos no hacen ni caso…
Para compensar esa desgracia, Catalina se empeña en obtener dinero a cualquier precio, el que sea, con el objetivo de someterse a un implante mamario. Sin embargo, sus atractivas tetas la empujarán a introducirse en un mundo de apariencias en el que la felicidad de uno o de una se consigue a costa de la desgracia de otros y de otras…
Edita EL TERCER NOMBRE
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