En interpretación de la cultura occidental, la iluminación de los budistas significa cruzar a la otra orilla y alcanzar un lugar o espacio intelectual en el que, finalmente, el hombre logra liberarse del sufrimiento. En teoría, las enseñanzas budistas constituyen el vehículo que lleva hasta ese estado mental.
En todo caso y con independencia de creencias --todas respetables pero rara vez científicas--, conocer el budismo ayuda a conocer mejor a dos de cada cinco habitantes del planeta.
En este libro, Daehaeng plantea que al hombre no le conviene buscar atajos por otros medios porque no hay ningún camino prefijado para avanzar y cruzar a la otra orilla, a esa esencia de la verdad que persiguen los creyentes (o practicantes) del budismo.
Daehaeng Sunim ha elaborado este texto para guiar al lector y ayudarle a que se adentre en la filosofía oriental más extendida, en la que hay mucho de religión, amén de tradiciones. Cualquiera puede convertirse en un Buda, según reflexiona la autora, si logra despertar la naturaleza búdica que hay en todas las personas.
Daehaeng (Seúl (Corea), 1927) figura entre las personas más respetadas por los coreanos. A finales de los años cincuenta, esta maestra de zen se mudó a una ermita cercana al templo Sangwon, en la montaña Chiak, en la que ha recibido a miles de personas que acuden allí en busca de consejo. En 1972 fundó el Hanmaum Seonwon, en la ciudad coreana de Anyang, entidad que hoy dispone de quince centros en Corea y diez en distintos países.
Edita KAILAS
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