El autor
“En una clase de primer curso, Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.”
Este párrafo, en el que ciencia y sentimiento comparten el escenario, refleja con fidelidad uno de las causas por las que La soledad de los números primos se ha convertido en uno de los mayores éxitos editoriales de la historia reciente de Italia, pues ya se han vendido más de 800.000 ejemplares de la novela que, para colmo, es la ópera prima del físico Paolo Giordano, que con su primer trabajo como narrador y con sólo 26 años de edad ha ganado el Premio Strega.
Formado científicamente en EE UU, el autor ha logrado que en La soledad de los números primos se combinen armoniosamente la pasión y el rigor científico… ¿Quién dijo que sentimiento y razón están reñidos?
Se trata de una historia de tristezas y de fortalezas, de culpas --algunas ingenuas e impostadas debido quizá a la juventud del autor-- y de soledades. Hay soledad a raudales. Uno de los protagonistas es un autista que como casi todos posee una inteligencia por encima de la media de quienes se consideran normales, que ve desaparecer a su hermana gemela, una discapacitada de la que él se había responsabilizado. Por otra parte, la coprotagonista es una joven que es incapaz de superar el trauma sufrido en un accidente. Uno y otra conforman un dúo de números primos gemelos, emparentados por circunstancias objetivas de la vida pero separados por un detalle.
Edita SALAMANDRA
El autor se ha colado, uno de los protagonistas, Mattia, no es autista, como indica el texto, sino que es superdotado.
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