Bernd Freytag von Loringhoven fue uno de los últimos hombres que salieron con vida del búnquer de Berlín, el día antes del suicidio de Hitler. Durante nueve meses, Von Loinghoven estuvo al lado del Führer asistiendo diariamente, como ayudante de campo del general Guderian, a las conferencias en que se decidía el curso de la guerra. Más tarde, ya en el búnker, se convirtió en oficial de enlace, hasta que el propio Hitler le autorizó a marchar y le deseó buena suerte.
Von Loringhoven nació en 1914 en el seno de una familia de la aristocracia alemana. En 1934 se enroló en las fuerzas del III Reich para evitar adherirse al Partido Nacionalsocialista, requisito indispensable para poder proseguir sus estudios de Derecho y llegar a ser un alto funcionario.
Fue uno de los pocos oficiales que en 1943 lograron escapar del Ejército Rojo en Stalingrado. En julio de 1944, después de pasar otro año en el frente ruso, fue nombrado edecán del general Heinz Guderian, por entonces comandante en jefe del ejército alemán, lo que le llevó desde Prusia Oriental al búnquer de Berlín.
Observador perspicaz, asistió diariamente a las reuniones de situación militar dirigidas por Hitler y mantuvo contacto con todos los frentes. Cuando las comunicaciones radiales del búnquer fueron cortadas, el 29 de abril de 1945, Von Loringhoven solicitó permiso para partir. Atravesó las líneas rusas antes de caer prisionero de los norteamericanos y ser luego encarcelado por los británicos. Fue liberado tres años más tarde.
Durante su cautiverio, escribió cuatro libretas de apuntes con sus memorias, que mantuvo escondidas durante cerca de 60 años. A principios de la década de 1970, fue nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército de la RFA. Hoy tiene 92 años y vive en Munich.
El periodista François d’Alançon, reportero de La Croix, es quien consiguió convencerlo de revisar sus anotaciones y contar su experiencia durante los últimos nueve meses del III Reich.
Fue uno de los pocos oficiales que en 1943 lograron escapar del Ejército Rojo en Stalingrado. En julio de 1944, después de pasar otro año en el frente ruso, fue nombrado edecán del general Heinz Guderian, por entonces comandante en jefe del ejército alemán, lo que le llevó desde Prusia Oriental al búnquer de Berlín.
Observador perspicaz, asistió diariamente a las reuniones de situación militar dirigidas por Hitler y mantuvo contacto con todos los frentes. Cuando las comunicaciones radiales del búnquer fueron cortadas, el 29 de abril de 1945, Von Loringhoven solicitó permiso para partir. Atravesó las líneas rusas antes de caer prisionero de los norteamericanos y ser luego encarcelado por los británicos. Fue liberado tres años más tarde.
Durante su cautiverio, escribió cuatro libretas de apuntes con sus memorias, que mantuvo escondidas durante cerca de 60 años. A principios de la década de 1970, fue nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército de la RFA. Hoy tiene 92 años y vive en Munich.
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Edita CRÍTICA
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