5 feb 2007

"En la España roja"

En la España roja, inédito hasta hoy precisamente en España, se publicó en Polonia en 1937 y fue uno de los primeros libros en todo el mundo sobre la guerra incivil española. Su autor, el periodista Ksawery Pruszynski, había cruzado los Pirineos en septiembre de 1936 para durante casi un año recorrer las ciudades y los frentes de la zona republicana: desde la Barcelona anarquista a un Bilbao donde las tropas de milicianos se cuadraban ante los curas, pasando por Valencia y Andalucía, y especialmente por Madrid, donde describe la defensa de la capital y los combates en la sierra. Hay pocos testimonios de la guerra civil que abarquen tantasgeografías y tiempos distintos.
El autor entrevista a personajes como Gregorio Marañón o el lehendakari José Antonio Aguirre, pero también cede a menudo su voz a gente común --profesores, médicos, prostitutas, comerciantes y a otros periodistas--.
Pruszynski llega a tener en algún momento “una sensación extraña, la de haber perdido la objetividad. Me sentía casi un combatiente”. Pero en todo momento su cultura y su capacidad de penetración le asisten para ofrecer un análisis histórico realizado al pie del cañón, con rigor y una amplia perspectiva.
Ksawery Pruszynski (1907-1950) fue uno de los escritores y periodistas polacos más importantes del período de entreguerras. Aunque cultivó diversos géneros literarios, su nombre ha quedado ligado al reportaje. De origen noble, estudió Leyes en la Universidad Jagiellona, de Cracovia, especializándose en Derecho germano medieval. Después empezó a viajar y a escribir; de sus primeros trabajos destacan los que les dedicó a la emigración judía a Palestina y los libros Sarajevo 1914, Shanghai 1932, Gdansk 19? Cinco años después publicó Viajes por Polonia, una crítica del atraso social y económico del país.
Tras el estallido de la guerra civil española en 1936, viajó a España como corresponsal de la revista Wiadomósci Literackie. Durante la segunda guerra mundial luchó en el ejercito polaco y perteneció al servicio diplomático del gobierno en el exilio. En 1945 regresó a Polonia y, a pesar de su falta de afinidad con el Partido Comunista, las nuevas autoridades le nombraron representante polaco ante Naciones Unidas y, ya en 1948, embajador en los Países Bajos, cargo que desempeño hasta su muerte dos años más tarde.
Edita ALBA

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