El Platón clásico, el Platón cristiano --Pablo de Tarso--, Agustín de Hipona, Kant, Hegel... Todos --o casi todos-- contribuyeron a construir la tradición filosófica idealista, que es la que ha dominado en la historia de la Filosofía a lo largo de más de 2.000 años.
Michel Onfray demuestra --o al menos, lo intenta-- que ha llegado la hora de contar la otra historia: La contrahistoria de la filosofía, un ambicioso proyecto que abarcará seis volúmenes en el que el pensador francés reivindica el cuerpo frente al alma, la felicidad frente al tormento, el hedonismo frente al ascetismo; en definitiva, el goce de la vida frente a la represiva preparación para la muerte... Una propuesta que, disquisiones al margen, es toda una afrenta a la tradición judeocristiana --¡tan europea!-- del sacrificio como motor y esencia.
Los manuales, las enciclopedias y los tratados canónicos u ortodoxos que versan sobre Filosofía poco tienen de objetivos (o naturales), pues acostumbran a ser instrumentos ideológicos con los que se enarbolan armas propias de una guerra, una guerra ideológica, cierto, pero guerra al cabo y cuyo objetivo es seguir imponiendo el pensamiento dominante.
Pero la importancia de Las sabidurías de la antigüedad va más allá de la simple defensa de quienes se oponen a la línea filosófica de corte canónico u ortodoxo. Onfray se remonta a los llamados antiguos o clásicos, empezando por los cínicos --Aristipo de Cirene o Diógenes de Sinope--, pasando por los materialistas --Demócrito--, los hedonistas --Epicuro y Filodemo--, y sigue y sigue...
Así, este libro fascinante es como una contraenciclopedia y, a la postre, un brillante y gozoso escaparate de la otra rama del pensamiento filosófico, la que indica que el disfrute de la vida no va contra la virtud ni contra la inteligencia.
Si en Tratado de Ateología Onfray ya demostró que “las religiones nacen de la pulsión de la muerte”, en Las sabidurías de la antigüedad el agudo, lúcido y provocador filósofo francés enseña que hay toda una corriente escondida del pensamiento gozoso y vital que debe ser rescatada. A finales del siglo XIX, Nietzsche señaló el camino y a principios del XXI, Onfray apunta que habría llegado el momento de llevar a la práctica el ideal de liberarse del idealismo (¿o la lucubración?) y abrir caminos a la otra tradición histórica: la del hedonismo y la de revalorizar el cuerpo, lo tangible.
Michael Onfray ha escrito una treintena de libros en los que formula un proyecto hedonista pero radicalmente ético --es decir, respetuoso con principios morales de valor universal, no sólo europeos--. Entre sus libros, cabe destacar La sculture de soi, que ganó el Premio Médicis. En castellano, Anagrama también ha publicado Tratado de Ateología, que es el texto más difundido de Onfray, tanto en Francia como en los países de la veintena de lenguas a las que ha sido traducido.
Edita ANAGRAMA
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